Claro que no se trata de cualquier habla: el lenguaje necesita condiciones particulares para convertirse en mito. De estas condiciones hablaremos en seguida. Pero lo que desde ya sabemos plantear como fundamental es que el mito constituye un sistema de comunicación, un mensaje. Esto indica que el mito no podría ser un objeto, un concepto o una idea; se trata de un modo de significación, de una forma. Más adelante habrá que imponer a esta forma límites históricos, condiciones de empleo, reinvestir en ella la sociedad; nada impide, sin embargo, que en un principio la describamos como forma.
Sería totalmente ilusorio pretender una discriminación sustancial entre los
objetos míticos: si el mito es un habla, todo lo que justifique un discurso puede ser
mito. El mito no se define por el objeto de su mensaje sino por la forma en que se lo
profiere: sus límites son formales, no sustanciales. ¿Entonces, todo puede ser un
mito? Sí, yo creo que sí, porque el universo es infinitamente sugestivo. Cada objeto
del mundo puede pasar de una existencia cerrada, muda, a un estado oral, abierto a
la apropiación de la sociedad, pues ninguna ley, natural o no, impide hablar de las
cosas. Un árbol es un árbol. No cabe duda. Pero un árbol narrado por Minou Drouet
deja de ser estrictamente un árbol, es un árbol decorado, adaptado a un determinado
consumo, investido de complacencias literarias, de rebuscamientos, de imágenes, en
suma, de un uso social que se agrega a la pura materia.
Por supuesto no todo ocurre en el mismo momento: algunos objetos se
convierten en presa de la palabra mítica durante un tiempo, luego desaparecen y
otros ocupan su lugar, acceden al mito. ¿No existen objetos fatalmente sugestivos,
como decía Baudelaire refiriéndose a la mujer? No, no lo creo. Se pueden concebir
mitos muy antiguos, pero no hay mitos eternos. Puesto que la historia humana es la
que hace pasar lo real al estado de habla, sólo ella regula la vida y la muerte del
lenguaje mítico. Lejana o no, la mitología sólo puede tener fundamento histórico,
pues el mito es un habla elegida por la historia: no surge de la "naturaleza" de las
cosas.
Este habla es un mensaje y, por lo tanto, no necesariamente debe ser oral; puede
estar formada de escrituras y representaciones: el discurso escrito, así como la
fotografía, el cine, el reportaje, el deporte, los espectáculos, la publicidad, todo puede
servir de soporte para el habla mítica. El mito no puede definirse ni por su objeto ni
por su materia, puesto que cualquier materia puede ser dotada arbitrariamente de
significación: la flecha que se entrega para significar un desafío es también un habla.
Sin duda, en el orden de la percepción, la imagen y la escritura, por ejemplo, no
requieren el mismo tipo de conciencia. La imagen, a su vez, es susceptible de muchos
modos de lectura: un esquema se presta a la significación mucho más que un dibujo,
una imitación más que un original, una caricatura más que un retrato. Pero,
justamente, ya no se trata de una forma teórica de representación: se trata de esta imagen, ofrecida para esta significación. La palabra mítica está constituida por una
materia ya trabajada pensando en una comunicación apropiada. Por eso todo» los
materiales del mito, sean representativos o gráficos, presuponen una conciencia
significante que puede razonar sobre ellos independientemente de su materia. Claro
que esta materia no es indiferente: la imagen sin duda es más imperativa que la
escritura, impone la significación en bloque, sin analizarla ni dispersarla. Pero esto
no es una diferenciación constitutiva. La imagen deviene escritura a partir del
momento en que es significativa: como la escritura, supone una lexis.
Por lo tanto, en adelante entenderemos por lenguaje, discurso, habla, etc., toda
unidad o toda síntesis significativa, sea verbal o visual; para nosotros, una fotografía
será un habla de la misma manera que un artículo de periódico. Hasta los objetos
podrán transformarse en habla, siempre que signifiquen algo. Esta forma genérica de
concebir el lenguaje está justificada, además, por la historia de las escrituras: antes de
la invención de nuestro alfabeto, objetos corno el quipú inca o dibujos como los
pictogramas, constituyeron hablas regulares. Esto no significa que debamos tratar el
habla mítica como si fuera la lengua: en realidad, el mito pertenece a una ciencia
general que incluye a la lingüística: la semiología.
ROLAND BARTHES. "MITOLOGÍAS".
como puedo explica el titulo?
ResponderEliminarAsí es el titulo que puso el autor, es un poco complejo de explicar en un comentario. Implica semiología y alguna otras cuestiones. Saludos.
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